Remake de Total Recall (90), sobre una peligrosa aventura en Marte surgida a raíz de un viaje a través de la imaginación en la que un hombre se adentra gracias a un mecanismo onírico.
Siendo un remake, es inevitable hacer una comparación entre aquello que hizo en su momento Jerry Goldsmith y lo que ahora se presenta, y el resultado no es otra cosa que un gigantesco paso atrás. De la enérgica fuerza y contundencia de Goldsmith se ha pasado a un puro ejercicio de fuegos de artificio, funcionales y efectistas, sin rastro alguno del sentido claustrofóbico y apocalíptico expresado a través de la música del filme de Verhoeven. A esta nueva creación le falta alma y espíritu, y por supuesto personalidad, y podría operar perfectamente en cualquier otra película porque es más de lo mismo y resulta aburrida y previsible. Fácilmente olvidable.