Devastador relato sobre el Holocausto judío, desde la perspectiva de un industrial que, buscando beneficios de las ayudas nazis, llegó a tomar partido a favor de los judíos y, gracias a innumerables sobornos, salvó la vida de más de un millar de hombres y mujeres de una muerte segura.
Más que como acompañamiento a las imágenes o como narración de la historia, la música del compositor es un sentido y emotivo tributo a las víctimas del horror nazi y su aplicación en la película contribuye a transmitir a los espectadores un sentimiento de desolación y de contenida indignación, pero también de cálido respeto y tributo por la dignidad del pueblo judío, a lo que contribuye la influencia hebrea de la música. Los nazis quedan sin música, pues no hay música que pueda explicar a los nazis. El compositor consigue una de sus bandas sonoras más emotivas y dramáticas.
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