París vive conmocionada por una suerte de peste que asola sus calles en pleno siglo XXI. Un policía va tras la pista de un siniestro personaje que pinta cuatros invertidos en las paredes de los enfermos.
Partitura dramática en la que el compositor pincela un tono fúnebre y siniestro, conectando música actual con medieval, de tal modo que su creación pende como permanente amenaza y punto de referencia desoladora. Sus planteamientos temarios son sencillos pero eficientes, dado que el propósito argumental de su música es deliberadamente estático. Hay otras referencias (como un tema romántico, también lánguido, y coros), pero sustancialmente el compositor propone barnizar el filme de un mismo color, el negro, y lo consigue.