Los compositores en USA llevan tiempo protestando en RRSS por la vergonzante decisión de la Academia. En un post donde intervenían ganadores de Oscar lancé una buena propuesta pero se hizo un silencio que enseguida comprendí: ¿Quién va a querer ponerle el cascabel al gato?
La propuesta, después de semanas leyendo quejas y quejas (a las que yo y tantos nos hemos sumado, por pura decencia y lógica) era que como acción pacífica de protesta y de presión todos los miembros de la Academia en los sectores afectados (música, sonido, montaje, maquillaje..) eligieran una fecha en la que darse masivamente de baja y no volver a la Academia hasta que esta reculara. Sería un movimiento llamativo que volvería a poner en titulares el problema y obligaría a la Academia a manifestarse nuevamente, dando su apoyo y rectificando o por el contrario mostrando su odiosa indiferencia.
Pero esto, ingenuo de mi, no va a suceder porque no es lo mismo llorar en público -y lo estoy diciendo con absolutamente todo el respeto- que tomar parte en una actuación firme y sin marcha atrás salvo rectificación. Sumarse a ello podría tener algún tipo de consecuencia negativa a nivel profesional, ser etiquetado de rebelde, de problemático, de difícil... la realidad juega siempre en contra de los compositores (y otros sectores) y aunque la razón esté de su parte deben ser cautelosos. Hay preocupación y hay miedo. Existen precedentes graves con represalia incluida: por ejemplo, el caso Elmer Bernstein y su intento de formar un sindicato normal y corriente que fue castigado con el ostracismo profesional por años. Por eso no seré yo quien juzgue mal este tipo de inacciones.
El problema con la Academia es un asunto de respeto, básicamente. Hay hechos infinitamente más graves, terribles incluso, que no se conocen. En Estados Unidos, en Europa y también en España. Hay problemas comunes independientemente del país, y otros que son más locales. La mengua de presupuestos destinados a la música es un problema común y está haciendo muchísimo daño al sector y a la propia música de cine, como lo está siendo la reducción de plazos, que también afecta a la creatividad. El desprecio de algunas plataformas por los derechos de los compositores (leer editorial Algo extraño en Netflix) parece más localizado en Europa, pero es apariencia: en Estados Unidos hay unas presiones inaceptables para aceptar condiciones inasumibles o, simplemente, no ser llamado para trabajar. Y luego está el gran asunto: el robo a mano armada que está sucediendo en España con televisiones (¡incluso públicas!) que se constituyen en editoriales para quedarse con el cincuenta por ciento de los derechos que les corresponden a los compositores a cambio de absolutamente nada: o lo aceptan o no trabajan.
Estas miserias van a ser expuestas en las próximas semanas en sendos artículos en MundoBSO, porque es muy importante que sean conocidas y sobre todo comprendida la honda afectación que generan. Está muy bien celebrar a los compositores en redes sociales, pero hay que conocer la realidad que hay tras una profesión severamente presionada, especialmente en los niveles medios y bajos de categoría: entre los compositores los hay, claro, que son intocables, pero son los menos.
La inacción le pone la alfombra roja a los sinvergüenzas, pero la acción puede poner en la calle a los compositores, y aún así hay quienes están trabajando por mejorar en algo las cosas. En España está Musimagen, por ejemplo, pero ya hay una red internacional de asociaciones de compositores que aúnan esfuerzos. Mucho es lo que están consiguiendo pero muchísimo más lo que les falta por conseguir. Es un error pedir acciones radicales como la que propuse en ese post, pero sería un error mucho peor no explicar lo que está sucediendo. Por eso, para mi y desde esta plataforma que es MundoBSO la acción siempre será mejor que la inacción.