A la muerte de su madre, siete pequeños hermanos deciden enterrar su cuerpo en el jardín de casa, para evitar así ser separados en orfanatos. A partir de ahí, se suceden extrañas sesiones espiritistas para contactar con ella.
Hermosa y delicada partitura cuya ternura ayuda a describir con afecto el entorno infantil de los pequeños protagonistas, pero que también define, con cierta tristeza, con la dramática situación en la que se encuentran. La melodía principal aporta también un relativo contraste con el contenido del filme, que sustancialmente es de terror psicológico.
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