Cuando veo en una película que la música se retira de sus espacios habituales me llama poderosamente la atención y me hace buscar una explicación que generalmente me entusiasma. No me refiero a donde no hay música porque no tiene razón de ser sino a donde se la esperaba: una secuencia, unos créditos o incluso un personaje a quien se le priva de música allá donde los demás sí gozan de ella. Recordemos la mítica escena de la avioneta en North By Northwest (59) o la pelea en Torn Curtain (66) el alejamiento de la cámara por las escaleras de Frenzy (72) -muy afortunadamente sin la música de Mancini- o incluso la irrupción súbita en la habitación de Family Plot (76), que el propio Williams explicó como una gran lección de cine del gran Hitchcock. O la toma de Áqaba en Lawrence of Arabia (62), la escena del tiburón falso en Jaws (75) o el capitán Vidal de El laberinto del Fauno (06), que solo empieza a desmoronarse cuando en su espacio entra la única música que no puede controlar, la de Ofelia. Son muchísimos los ejemplos donde el silencio musical o su ausencia es inteligencia que aportan algo determinante.
Así se cierra Im Westen nichts Neues (22):
En el vídeo Las 3 notas del horror que esta semana hemos publicado mostramos algunas de las casi ochenta veces que aparece el motivo musical de Volker Bertelmann. ¿Por qué en créditos se hace el silencio?. Es muy significativo: podía haberse alargado poniendo por enésima vez el motivo del horror, y así explicar vendrán más guerras, vendrá más horror. La gente muere pero la guerra vive, pero creo que este momento de súbito vacío musical representa o bien un minuto de silencio en recuerdo de las víctimas por parte del equipo de la película o probablemente más un momento cedido en el filme para que la audiencia reflexione sobre lo que acaba de ver, sin interferencias con la música. Sea lo que sea es una elección musical (la no música es muchas veces muy musical) que apela a la inteligencia.
Se había hecho lo mismo en los créditos finales de la maravillosa One Flew Over The Cuckoo's Nest (75), donde tras la intensísima secuencia final en la que Bromden huye tras haber liberado al protagonista y en esa huída le acompaña la música de Nitzsche, se hace el rotundo silencio en créditos. Pero un día, en clase en la Universidad con el DVD de la película que me acababa de comprar para desgranar su maravillosa banda sonora, al llegar a ese momento me llevé una sorpresa mayúscula ¡porque habían puesto música! Alguien de la distribución, probablemente pensando que Milos Forman había cometido un error o que era un fallo técnico: se cargaron una decisión de alto calado dramático. Espero que no suceda con la película alemana.
Esta semana lanzaré un nuevo capítulo de Lecciones de Música de Cine, que está dedicado a The Banshees of Inisherin (22), con música de Carter Burwell. Estudiando el filme he reparado en algo que no había detectado al verlo por vez primera, y es que que el maravilloso muchacho encarnado espléndidamente por Barry Keoghan es el único de los cuatro personajes centrales que no tiene ni una nota de música para él, y podré demostrar lo enorme, inteligente y clarificador que resulta. Sí, muchas veces en el cine lo más inteligente es pedirle al compositor y a su música que hagan mutis para dejar que sea la inteligencia del silencio la que aporte algo máximo a la película. Eso también forma parte de la música de cine.