Los poderes telequinésicos de una tímida adolescente le sirven, en un principio, para enfrentarse a las burlas de su compañeras de clase y, más adelante, para combatir a su posesiva y fanática madre y vengarse de una cruda broma.
En sus intentos por emular a Hitchcock, el director buscó una música que evocase la de Bernard Herrmann. Para ello, Donaggio escribió una partitura que combinó lo romántico (con cierto aire agridulce, para la historia de amor) con una fuerte tensión dramática (que acompañó el terror y que sí se acercaba a aquél estilo buscado).
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