Usuario: Mikel C.G Siw
Fecha de publicación: 22.08.2009
Hay películas tan maravillosas, y de una gloria tan alta, que permanecen inmortales al paso del tiempo. Como no, Cinema Paradiso, entra de lleno en ese grupo de filmes tan bellos como rebosantes de elegancia. Cinema Paradiso es ante todo un film particular, un relato sobrecogedor y entrañable. La sensibilidad y humildad que envuelven a toda la obra no dejan indiferente a nadie y prueban la eficacia de su realizador, que huye de la sensiblería barata y del sermón anodino, indagando con una delicadeza pasmosa en cosas verdaderamente importantes; el amor, la amistad, la nostalgia, la niñez. Siendo el cine “Il Cinema Paradiso” el telón de fondo de tan abrumador cuento eterno. Es curioso como Tornatore consigue maravillar constantemente al espectador sin excederse en filigranas de ningún tipo, sin presunción alguna. El discurso narrativo fluye así con sencillez, y los acontecimientos se presentan libres de exageraciones fanfarronas, dando como resultado una película certera y sobre todo, ya lo dije antes, muy humilde.
Por su parte, la música (vamos, este milagro de partitura) se funde de forma brillante con el relato, acompañando a la perfección desde los momentos más divertidos hasta los más dramáticos. Esa sensación de nostalgia que inunda el film, y que alcanza su máxima expresión en los últimos minutos de éste (el regreso de Salvatore a su añorado hogar, el funeral de Alfredo, la visita al cine o finalmente la exquisita y última secuencia) fue captada por un Morricone conspicuo, increíblemente sensible. Esta partitura es un verdadero prodigio de hermosura. Su emoción es inabarcable. Creo yo, que podría llenar una bañera – o dos- con todas las lágrimas que esta irrepetible banda sonora ha arrancado de mí. Más de uno se ha asustado al creer que me quedaba allí mismo. ¿Estás bien, Carmon? Preguntó él. A lo que yo, con el rostro literalmente empapado y rojo como un tomate, le respondí espirando; “Síiiii”. Nunca podré decir (mi pasión por el Cine y su Música no me lo permiten) que esta es “la mejor banda sonora de la mejor película de la historia”. Pero, lo que está claro, es que Cinema Paradiso es un caso muy, muy especial para mí. El Maestro Morricone con su obra en general, y Cinema Paradiso en particular, ha marcado incluso mi carácter y me ha enseñado valores que no se aprenden en la escuela. Su música es como otra lengua, y uno, ante tanta belleza y magia, no puede más que decir: Gracias Maestro. Te quiero mucho. Y que Dios te bendiga. *Abrazos desde Euskadi* SIW