Secuela de Conan the Barbarian (82), con nuevas aventuras del héroe, esta vez enfrentado a una no menos poderosa mujer de raza negra.
Partitura en la que el compositor volvió a lucir todo el esplendor mostrado en la primera entrega. No cayó, sin embargo, en la tentación de repetirse, más allá de la revisión de algunos de los temas identificativos. Por el contrario, primó lo lírico como contraste a los temas escritos para las secuencias de acción, también más violentos y agresivos. Igualmente imponente y arrolladora que la primera película.