En la China imperial los dragones, antaño amigos y aliados de los hombres, son perseguidos y encerrados en mazmorras. En una remota fortaleza en las montañas, una niña ayuda a escapar al último de los dragones y se une a él en una apasionante misión para recuperar el tesoro más preciado: El último huevo de dragón, robado por un malvado hechicero.
El compositor firma una hermosa creación sinfónica con empleo de instrumentos orientales y tres grandes temas centrales: el de Ping (la niña), el de Diao (el brujo) y el del dragón Danzi. El primero es el principal, una delicada melodía que evoluciona y se desarrolla marcando y ampliando la evolución, desarrollo y madurez de la niña, compelida a valerse por sí sola en un contexto difícil. En su contra está el contratema de Diao, oscuro y siniestro pero con elementos amargos, que evidencian no solo la perfidez del personaje sino que también expone su dolor. Finalmente, el tema de Danzi es un punto de fuga que aporta frescura, dinamismo y que tiene aires de western. El tema de Diao funciona más solo como tema de personaje que como tema contra personaje (Ping), lo que resta bastante tensionamiento, aunque se corrige en el combate final, explosivo también a nivel musical. En su conjunto es una obra muy clara en sus pretensiones y que en su exposición y desarrollo aporta profundidad a los personajes y la trama.