Llego tarde, tanto a la serie como a la bso. Pero me alegro de haber descubierto la música a través de la serie y no al contrario.
Esta primera temporada me tiene ensimismado, con ganas de darme contra la pared cada vez que termina un episodio, pero con unas ganas tremendas de continuar.
Porque en “The Leftovers”, además de un virtuoso enigma hay mucho poso. Mucho que masticar después de ver. No sé dónde terminara el camino, quizás en un desenlace carente de todo sentido o falto de gracia (o no), pero la experiencia de llegar hasta ese punto está siendo mentalmente tan abstracta como gratificante.
Solo que la asfixiante y desamparada realidad de este universo televisivo no sería igual sin el sobresaliente trabajo de Max Richter. Desconozco si el "Main Theme" de la serie fue el principio o el final de su composición, pero lo cierto es que a lo largo de cada capítulo descompone ese glorioso arreglo musical para convertirlo en diferentes y muy diversas piezas. Desoladoras, violentas, angustiosas, emotivas; una conjunción que transmite de manera sensacional lo que los realizadores quieren que sienta el espectador.
Una obra de tan insólito calibre que quizás lo mejor es que cada cual la descubra a su debido momento, pero que sin lugar a dudas no dejara indiferente a nadie.