La frenética huida a través de las carreteras de una pareja que es perseguida por decenas de policías.
Primera de las colaboraciones del compositor con el director. Spielberg le solicitó una partitura sinfónica. Pero el compositor, no obstante, le indicó que no era lo más apropiado y sugirió música tranquila y cálida, dada la sencillez del argumento. Trabajó con una pequeña orquesta, violines y harmónica, recreando un ambiente plácido sólo interrumpido en las secuencias de persecuciones.