Adaptación de la novela de Agatha Christie, en la que el detective belga Hércules Poirot deberá resolver el caso del asesinato de una joven millonaria a bordo de un crucero por el Nilo.
Para esta multiestelar película, el compositor arrancó la partitura con una solemne música en los créditos iniciales que se repetiría en el momento en el que el barco donde viajan todos los personajes zarpa, en un sentido guiñolesco relativamente similar al que empleara Richard Rodney Bennett con el vals del tren en Murder on the Orient Express (74), pero de una forma mucho más ténebre. Lo complementó con melodías secundarias que no restaron protagonismo a la contundencia de ese tema.