Biografía del filántropo británico de origen judío Nicholas Winton, que salvó a 669 niños judíos de la muerte a manos de la Alemania nazi justo antes del inicio de la Segunda Guerra Mundial.
Este filme está dedicado a explicar la gesta de Nicholas Winton, que se convirtió en benefactor de la Humanidad por sus acciones altruistas en tiempos extremadamente difíciles. La banda sonora del compositor no está a la altura ni de la gesta ni del personaje, pues es una música básica en lo estructural y en lo musical, que se apoya más en lo sentimental, para generar emociones inmediatas, que no en el posicionamiento y el compromiso. Posicionamiento y compromiso que sí lo ha habido en tantas músicas de otros compositores en películas acerca de las consecuencias de la depravación nazi, bandas sonoras que expresan una opinión, una declaración de principios, un valor humanitario. La música, también, está para defender una causa, la de los valores humanos.
Nada de eso hay aquí: todo es música correcta -solo correcta- puesta en distintas escenas sin formar arco dramático alguno, sin desarrollo relevante, sentimental pero vacía de contenido, que bien podría haber servido para cualquier otra historia. En ningún momento se ubica desde la perspectiva del protagonista para mostrar sus intenciones, determinaciones, miedos, etc. Toda está puesta para buscar la reacción de la audiencia sin explicar realmente nada. Y la escena más relevante, la sorpresa que le preparan en el plató televisivo, explota mucho más los recursos melodramáticos y sentimentales aunque es, de toda la aportación del compositor, la parte más aceptable de un conjunto insípido y olvidable que no está a la altura de lo exigible.