Un joven Depredador marginado de su clan encuentra un aliado poco probable en su viaje en busca del adversario definitivo.


La banda sonora para esta nueva entrega de la franquicia mantiene la línea estética aunque también ofrece un enfoque audaz y renovado. Las instrumentaciones étnicas y tribales vuelven a ser el recurso para la ambientación y el contexto, tanto geográfico como temporal, y sirven tanto para el énfasis de la acción, para generar tensión como para lo lírico y sentimental. A diferencia de anteriores filmes, la partitura no depende exclusivamente de los motivos clásicos de la franquicia, sino que busca y logra su propia identidad, especialmente en una perspectiva más emocional de la bestia.