Basada en hechos reales sobre el duelo entre dos amigos que se convirtieron en rivales en la Francia del Siglo XIV, con la violación de la mujer de uno de ellos por parte del otro como epicentro.
A pesar de la larga duración del filme (150 minutos) hay poca música, y la que hay es en su mayor parte la estrictamente necesaria: varias de las escenas de batallas, por ejemplo, se resuelven sin acompañamiento musical. No la necesitan y además se despeja así el terreno y el espacio para el desarrollo de aquellas músicas que son verdaderamente importantes. Hay varios temas secundarios, ambientales o de acción, y tres temas centrales, cada uno para los tres personajes protagonistas: Jean de Carrouges, Jacques Le Gris y Marguerite de Carrouges, que es a quien se dedica el más importante de todos, el principal.
Los tres temas no son realmente músicas que expliquen internamente los personajes sino que son músicas externas, del aura que proyectan, de sus luces y sus oscuridades. El menos relevante -siendo importante- es el de Jean de Carrouges: es una música impulsiva y contundente, que subraya y enfatiza su carácter vehemente y combativo. Mucho más interesante -y sustancial- es el tema de su antagonista Le Gris, que de alguna manera emula o integra la onomatopeya de aullidos de lobos: es una música siniestra, oscura, inteligente y perversa, la de un personaje que es calculador y sin escrúpulos.
Por encima de ambos se impone el tema de Marguerite, presentado con ella al mismo inicio del filme y que le da un aura de pureza casi virginal, inocente, también religioso y espiritual. No es un tema estático sino muy dinámico, dependiendo de las circunstancias: es frágil y delicado en algunos momentos, abierto y determinado en otros (como cuando ella se hace cargo de la gestión de su casa) y también sufriente y desolado, cuando es atacada. No será hasta el final cuando aparezca de modo completo, construido y en primera línea. Hasta ese momento es solo un tema que, como su propietaria, ha de sobrevivir a un entorno no propicio y a un acoso que también es musical. Todo ello, resuelto sin exceso alguno y ejecutado de un modo exquisitamente minimalista por parte del director.
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