Una familia judía está decidida a sobrevivir y reunirse después de haber sido separada en la Segunda Guerra Mundial.
Para esta miniserie que es dura y conmovedora en su contenido, que relata la devastación personal y emocional de las victimas de la depravación nazi, la banda sonora se posiciona absolutamente al lado de las víctimas, insuflando dignidad y decencia, humanidad y espíritu de supervivencia. Pero sobre todo amor, frente a la adversidad y en un contexto de tanta maldad. Naturalmente hay músicas para los entornos del horror, pero el foco principal y mayoritario está puesto para poner luz a la oscuridad. El tema principal, bellísimo, no es en absoluto ni edulcorado ni melodramático, sino emotivo y digno, como emotivas y dignas son la mayor parte de las melodías de esta creación hecha desde el compromiso y el respeto... a los personajes y también a la audiencia.