“VIDEOJOCS, EN CONCERT”
ORQUESTRA SIMFÒNICA DEL VALLÈS
GAMES & SYMPHONIES
COR JOVE AMICS DE LA UNIÓ
Palau de la Música Catalana, 5 de abril de 2025
Por Marc Musquera
Hace justo un año, en abril de 2024, el que fuera el primer concierto sinfónico de música de videojuegos dentro del programa regular de una orquesta en el estado Español, de título “Videojocs en concert” (“Videojuegos, en concierto”, en castellano), colgó el rótulo de sold out. Sin duda, la propuesta conjunta del Palau de la Música Catalana, la Orquestra Simfònica del Vallès y el proyecto Games & Symphonies caló hondo en un público mayoritariamente joven, y hace escasos días, el 5 de abril de 2025, la propuesta se reafirmó con los mismos protagonistas y por partida doble con dos conciertos idénticos el mismo día, uno a las 17:30 y otro a las 21:00.
Nosotros asistimos a la primera de las dos sesiones, y con un aforo notablemente lleno, el ambiente se caldeó rápidamente con la primera suite de la tarde, basada en Street Fighter II (música del logo de Capcom incluida). La orquestra estuvo quizá algo fría al inicio, sobre todo durante el tema principal, pero fue cogiendo ritmo y empaque rápidamente hasta rubricar épicamente el tema de Guile que cerraba la suite, y que arrancó la primera ovación del público. El primer momento estelar llegó temprano cuando, tras el tema principal de Fallout 4, el director Adrián Ronda dejó el atril al compositor y director Austin Wintory, quien ya estuvo presente el año anterior, y dirigió a la Orquestra Simfònica del Vallès y al Cor Jove Amics de la Unió en dos piezas: la anunciada Mountain of the Gods de Hades 2, y a modo de sorpresa, el bellísimo tema principal de otro videojuego que está en desarrollo, Sword of the Sea, un sucesor espiritual (nunca mejor dicho) de Journey. Con una gran simpatía hacia el público, y mucha delicadeza y mano firme para con los músicos y sus composiciones, pasamos del crescendo épico y étnico de Hades 2 a esa etereidad mística, mágica y cálida que, a título personal, me fascina de la música de Wintory y que ya pudo verse que estará totalmente presente en este futuro Sword of the Sea.
Wintory volvería a aparecer en el escenario bastante rato después, hacia el final del concierto, para dirigir la pieza Delphinus Delphis de Abzû, también composición suya, y hay que decir que, aunque fue justo después de la grandiosa Dragonborn de Skyrim —que dicho sea de paso, sonó a las mil maravillas con un coro y unos metales absolutamente entregados a la causa—, se ganó merecidamente una de las ovaciones más grandes de la tarde.
Como viene siendo habitual en este tipo de conciertos donde el material original existe dentro de un medio audiovisual (y además, en este caso, interactivo), una gran pantalla presidió el acto encima de la orquestra y el coro donde se sucedieron imágenes de los videojuegos en las que la música interpretada vivía. Pantalla que, además sirvió para protagonizar momentos humorísticos muy meta y muy bien recibidos por parte de la audiencia, como la configuración del volumen del público antes de empezar el concierto, o un clásico “insert coin; continue” de máquina recreativa de Street Fighter II para dar paso al bis. O al inicio del concierto, cuando Adrián Ronda debe introducir una moneda en su batuta para dirigir, y al no encontrar ninguna es el mismo Austin Wintory quien se la presta. Estos detalles humorísticos creo que aportan no solo cercanía al público, sino una declaración de intenciones muy clara: se entiende muy bien el medio al que se está homenajeando.
Adrián Ronda dirigió con gran saber hacer temas y suites que ya sonaron el año anterior, pero que no por ello dejaron de ser bien recibidas y estar perfectamente interpretadas, como la icónica Ezio’s Family de Assassin’s Creed II, la ya citada Dragonborn, el cinematográfico medley de Starfield o la inmensa coral Sogno di Volare de Civilization VI que cerró el concierto de forma inmejorable. Pero también hubo estrenos mundiales absolutos, como el director se encargaría de hacer notar al público con visible emoción. Y es que a las piezas de Austin Wintory tendríamos que sumarle las flamantes suites de Sea of Stars y Hollow Knight, sin duda dos de los juegos indie mejor valorados de estos últimos años, así como un medley dedicado a la obra de Conrad Roset con los temas de Gris y Neva, compuestos por Berlinist, presentes entre el público. Fue una grata sorpresa poder escucharlas con todo el poderío sinfónico una y con gran foco en sintetizadores y un sonido no tan puramente orquestal las otras, para ayudar a esos videojuegos a transportar a sus mundos intermedios entre el real y el mental. Pero la maravillosa suite de Hollow Knight fue seguramente uno de los momentos más emotivos del concierto, con ese lánguido inicio en Hallownest cortado abruptamente por el tema de batalla de las Mantis Lords, rubricado elegantemente por una interpretación bellísima de Greenpath que desembocaría en el grand finale, con el tema de Hornet. Puestos a pedir, tengo que reconocer que eché en falta la inclusión de City of Tears, pero el arreglo de Games & Symphonies es espléndido.
Mentrix, la co-compositora de Prince of Persia: The Lost Crown, tenía que subir al escenario a cantar el tema principal del videojuego con la orquesta y el coro, pero declinó la oferta interpretativa y prefirió sentarse entre el público y vivir la también premiére mundial como espectadora, dejando a la joven solista Júlia Illa del Cor Jove Amics de la Unió hacer un excelente trabajo en su lugar con unas melodías nada sencillas, evocando tonos y escalas del medio oriente con gran lirismo.
En total fueron casi 2 horas y media de disfrute, de música de gran calidad y de unos músicos que, aunque claramente se mueven mejor en terrenos sinfónicos y líricos que en otros más rockeros presentes en los videojuegos, supieron dar la talla en todo momento. Y es que este tipo de conciertos son sin duda un arma de doble filo: ¿apuestas más por música de videojuegos clásicos o actuales? ¿de grandes videojuegos o también de propuestas indie? ¿con música eminentemente sinfónica o más ecléctica? ¿más temas famosos o más temas musicalmente buenos? Preparar el programa (y sobre todo realizar los arreglos y las orquestaciones) sin duda es delicado, pero creo que Games & Symhonies ha logrado crear un programa generalista pero no por ello sencillo, apostando por bandas sonoras y videojuegos de todas las opciones, presupuestos, plataformas, géneros y épocas. Y es que sólo en este tipo de conciertos se puede saborear con total coherencia el color sinfónico de Gareth Coker y su Ori and the Will of the Wisps al mismo tiempo que una suite del clásico Sonic the Hedgehog con el famoso logo de “Seeegaaaa” a toda potencia coral (y que luego cantamos divertidamente desde el público, a instancias del propio Adrián Ronda).