Serie televisiva ambientada 172 años antes de la existencia de Daenerys Targaryen, con la historia de la casa Targaryen.
El compositor firma una creación de menor presencia y calado dramático y narrativo que la que tuvo a lo largo de las ocho temporadas de la serie iniciada Game of Thrones (11). Hay música y abundante, pero es sustancialmente circunstancial para el apoyo de momentos dramáticos, emocionales y sobre todo de las acciones. El tema principal, el original de la serie abre todos los episodios y está casi omnipresente en el desarrollo de la trama, versionado de muchas maneras sin otra razón aparente que de remarcar y recordar (innecesariamente) que este es el territorio del juego de tronos.
Los personajes y su evolución son en general desconsiderados en la musica: no hay desarrollo temático ni arco dramático, aunque haya músicas que se apliquen para sus reacciones inmediatas. Tampoco hay diferencias contatables entre las distintas facciones, ni solidez temática que exponga algún tipo de implicación activa de la música en la tensión latente. No es hasta los dos últimos capítulos cuando la música se posiciona de modo más interesante (es destacable un motivo retentivo para las conspiraciones, aunque tampoco llega a más), y adquiere un mayor protagonismo. Sin embargo en toda la parte final cuando la trama vuela más alto y fuerte la música no está a la altura del resto de la serie. Apática, rezagada y en la mayor parte de las veces poco sustancial, es una creación que cumple con los mínimos allá donde eran esperables los máximos.