Continuación de War for the Planet of the Apes (14). Varias generaciones después reinado de César, los simios son la especie dominante que vive en armonía y los humanos han quedado reducidos a vivir en la sombra. Mientras un nuevo y tiránico líder simio construye su imperio, un joven simio emprende un angustioso viaje que le llevará a cuestionarse todo lo que sabe sobre el pasado y a tomar decisiones que definirán el futuro de simios y humanos por igual.
En su primera incursión en la saga, John Paesano firma una poderosa creación que mantiene la altura y vigor de las entregas anteriores, con música de Giacchino, tanto en lo que concierne al énfasis de la acción como especialmente en lo dramático. Respecto a lo primero, se enfatiza la brutalidad y la violencia descarnada, con contundente e intensa música sinfónica con aires arcaicos, tribales. Muchísimo más interesante y logrado es el aspecto dramático, pues la música multiplica con sutileza el pesimismo, el desengaño y la decepción que domina un planeta donde se evidencia la imposible convivencia entre especies, pero también la desazón ante la traición. Afortunadamente se evitan los maniqueismos (Proximus y su clan ya se bastan por sí solos sin necesitar otra música para retratar su maldad que la imprescindible) y afortunadamente también se establecen conexiones con la música de Jerry Goldsmith para el primer filme por razones argumentales y dramáticas, y no solo en una escena muy obvia, sino porque sobre todo y ante todo no hay esperanza.