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GIACCHINO, MICHAEL

Ciudad natal: Riverside (EE UU)
Año de nacimiento: 1967
DESCRIPCIÓN

Nació en Riverside, New Jersey (EE UU), el 10 de octubre de 1967. Es un compositor de meteórico ascenso desde el mundo de los videojuegos, y que actualmente es uno de los más populares y conocidos del panorama mundial. Su participación, casi siempre exitosa, en numerosas sagas de Hollywood, su Oscar y su indudable talento sinfónico le han granjeado una legión de seguidores y admiradores, muchos de los cuales le señalan como el heredero de John Williams.

Su familia proviene de Italia, y él mismo posee la doble nacionalidad norteamericana e italiana. A los 10 años ya estaba haciendo cine, y creando algunos vídeos de animación en stop motion, añadiéndoles música que componía en el sótano de su cas... Continuar leyendo

Nació en Riverside, New Jersey (EE UU), el 10 de octubre de 1967. Es un compositor de meteórico ascenso desde el mundo de los videojuegos, y que actualmente es uno de los más populares y conocidos del panorama mundial. Su participación, casi siempre exitosa, en numerosas sagas de Hollywood, su Oscar y su indudable talento sinfónico le han granjeado una legión de seguidores y admiradores, muchos de los cuales le señalan como el heredero de John Williams.

Su familia proviene de Italia, y él mismo posee la doble nacionalidad norteamericana e italiana. A los 10 años ya estaba haciendo cine, y creando algunos vídeos de animación en stop motion, añadiéndoles música que componía en el sótano de su casa. Años después, en el instituto, un profesor le recomendó a sus padres que se inscribiera en la School of Visual Arts de Nueva York en cuanto se graduara, adivinando ya talento en el joven para la música y el cine. Así fue como empezó a formarse en el medio cinematográfico. En su último año obtuvo una beca para colaborar en Universal Pictures, que compaginó con su formación. Tras graduarse, empezó a asistir a clases de composición en la prestigiosa Juilliard School, pero cuando Disney le propuso trabajar con ellos no se lo pensó dos veces. Allí empezó en publicidad, al mismo tiempo que se formaba en instrumentación y orquestación en clases nocturnas en la UCLA, empleo que le permitió conocer a variada gente del cine. Se enteró de que en la división de la compañía para los videojuegos, Disney Interactive, había una vacante. Y no desaprovechó la oportunidad.

Comenzó su trayectoria en el mundo de los videojuegos de forma modesta, para juegos de 16 bit tales como Gargoyles, de Sega, o las diversas versiones de The Lion King. En 1997 llegó su primera gran oportunidad, de la mano de DreamWorks, con la adaptación de The Lost World: Jurassic Park, uno de los primeros juegos para la primera versión de PlayStation que tuvo banda sonora orquestal grabada en vivo. Giacchino siguió su relación con la empresa poniendo música a videojuegos como Small Soldiers (98), y también colaborando con otras como Pandemic, en este caso para el juego Mercenaries: Playground of Destruction (04). Sin embargo, otro de los puntales en su trayectoria como compositor en este medio resultó ser una serie de títulos ambientados en la Segunda Guerra Mundial y creados por el mismísimo Steven Spielberg. Medal of Honor (99) fue la consagración de Giacchino, con una serie de composiciones que prosiguió con Underground (02), Allied Assault (02) y Frontline (02), más una última colaboración en 2007 con Airborne, y en las que demostró poseer un dominio sinfónico considerable y un talento para crear melodías y temas líricos y emotivos para remarcar la grandeza y el heroísmo, así como adrenalíticos temas de acción que sumergían inmediatamente al jugador en el campo de batalla. Tras este éxito, aceptó también colaborar en otros juegos y sagas ambientados en el mismo conflicto, como la famosa Call of Duty, en sus dos primeros juegos Call of Duty (03) y Call of Duty: Finest Hour (04), así como en Secret Weapons over Normandy (03). A raíz de su salto al cine, poco a poco empezó a desligarse del panorama de los videojuegos, aunque todavía trabajaría en algunos proyectos como las adaptaciones de Alias y The Incredibles: Rise of the Underminer (05), o Turning Point: Fall of Liberty (08).

En 2001 empezaba a ser conocido por la calidad de sus composiciones en los videojuegos, y hubo alguien que se dio cuenta de que su valía podría servir también al campo de la televisión. Ese alguien era J.J. Abrams, que en esos momentos era el productor y creador de una serie de espías muy particular llamada Alias (01). Tras pensarse mucho la propuesta, aceptó dar el salto y debutar en televisión, logrando una fusión entre orquesta y electrónica de la que se benefició enormemente la serie protagonizada por Jennifer Garner. Abrams quedó muy satisfecho por su trabajo, y unos años después no dudaría en ficharle para su siguiente trabajo televisivo, que iba a ser aun más arriesgado y diferente: Lost (04). La enigmática y generacional serie le puso definitivamente en el mapa para todos los espectadores, creando unas bandas sonoras para cada temporada atmosféricas, intrigantes y que servían perfectamente para el tono de misterio de los capítulos. Fue el despegue definitivo para el compositor, ya que desde esta serie dio el salto al cine en pleno auge de su popularidad. Y lo haría en una compañía que estaba dando mucho que hablar en esos momentos, y que presentaba un panorama prometedor de creatividad: Pixar. El trabajo que había realizado en Alias llamó la atención del director Brad Bird, que preparaba una película animada sobre una familia de superhéroes. Quería una partitura jazzística al estilo de las de John Barry para James Bond, y le propuso la tarea a Giacchino, quien vio la oportunidad no solo de probar en el medio cinematográfico, sino de poder dar rienda suelta a su gusto por el jazz y por el sinfonismo. El sonoro triunfo de The Incredibles (04) certificó que había nacido para acabar componiendo bandas sonoras para el cine, ya que logró una deliciosa partitura de elaborado tono estilístico pop y melodías pegadizas. Fue el comienzo de una fecunda y próspera relación con Pixar.

Desde su mismo debut empezó a colaborar en más películas. En 2005 trabajó en Sky High y The Family Stone, sin despegarse del todo de la televisión, puesto que continuaba trabajando en cada temporada nueva de Lost y en otros proyectos. En 2006 Abrams volvió a confiar en él para adaptar el mítico tema de Lalo Schifrin en Mission: Impossible III, creando una vertiginosa banda sonora que superaba a su predecesora de Zimmer. Al siguiente año volvería a dejar patente su idilio con Pixar. Ratatouille (07) volvía a ser otro ejemplo de que, con libertad y participando en un proyecto de calidad, era capaz de superarse a sí mismo. En la entrañable película sobre una rata cocinera en París, firmó una composición repleta de melodías animadas en clave de jazz uniéndolas a un tono francés juguetón y vivaz que consiguió hacer maravillas junto a las imágenes. En plena época dorada de Pixar, fue otro bombazo y para Giacchino, solo tres años después de debutar en el cine, supuso su primera nominación al Oscar. Al año siguiente volvió a trabajar con Abrams en su producción Cloverfield (08), así como en la cinta Speed Racer (08), de los hermanos Wachowski, donde pudo dar rienda suelta a su sinfonismo desbocado y a temas enérgicos dignos del cine de animación. Pero 2009 sería su año, el afianzamiento definitivo, los laureles de la gloria. Por un lado, su inseparable J.J. Abrams no dudó ni un segundo para reclutarle en su reinicio de toda una saga como es la de Star Trek. Teniendo en cuenta el inmenso legado de Jerry Goldsmith a lo largo de tantas películas, no tenía una tarea fácil, pero supo desenvolverse y aplicar toda la herencia sinfónica del maestro, y todo su talento para aunar melodías, temas y contratemas, y Star Trek (09) fue recibida con aplausos, consiguiendo algo tan difícil como la aceptación de la mayor parte de los fans de la saga, así como la del aficionado en general. Pero si de éxito puede calificarse su aterrizaje en el universo de Kirk, Spock y compañía, su nuevo trabajo para Pixar marca un antes y un después, y, claramente, uno de las mejores composiciones de toda su carrera. El argumento de Up (09) ya era suficientemente emotivo y entrañable para conseguir todo un hito en la meteórica filmografía de Pixar, pero la sensible, humorística, aventurera y muy tierna música de Giacchino (como pudimos apreciar en la Lección de Música de Cine que tuvo) consiguió elevar todavía más la calidad de la película y dejar una huella imborrable en cada espectador. Los premios llovieron sobre el compositor, cuyo trabajo voló por encima de cualquier otro ese año, y tras llevarse BAFTA, Emmy y Globo de Oro, se alzó por fin con el Oscar. Otros trabajos para la película Land of the Lost y para el documental Earth Days cerraron un año magistral.

Giacchino se tomó el siguiente año con más calma, después de la hiperactividad atronadora del anterior, y 2010 sólo su composición para Let Me In, remake americano de la aclamada película sueca cuya magnífica música fue obra de Johan Söderqvist. En este caso y a pesar de su solvencia y buenas maneras, estuvo por debajo del nivel de la cinta original. En 2011 volvió con todas sus fuerzas, y siendo como ya era un músico solicitado, trabajó a destajo para variados proyectos. Regresó, como no podía ser de otra forma, con Abrams en Super 8 (11), película nostálgica de aquellas que en los 80 narraban aventuras fantásticas protagonizadas por jóvenes en pequeños pueblos americanos. El buen hacer del compositor consiguió una estupenda banda sonora lírica y sentimental, con un tema principal radiante y emotivo, al que acompañó con otros más puros de acción, misterio y suspense. En cierta forma, un homenaje al E.T. The Extra-Terrestrial (82) de John Williams. Pero ese mismo año Pixar reclamó también sus servicios, y en Cars 2 (11), aun no acercándose al nivel previo mostrado en sus anteriores trabajos para la compañía, consiguió una buena composición plena del sinfonismo tan característico suyo. Y habida cuenta de que habitualmente dejaba satisfechos a los directores con los que trabajaba, otro de sus habituales, Brad Bird, volvió a ficharle para su siguiente película... que también suponía el regreso de Giacchino a otra de sus sagas. En Mission: Impossible - Ghost Protocol (11), se divirtió de nuevo componiendo temas de acción absolutamente frescos y potentes, y creando variaciones del famoso tema principal en un ejercicio de estilo dinámico y atrayente.

Y siguiendo su propio ritmo, tras un año cargado de trabajo, se tomó el siguiente más relajadamente. 2012 vio uno de sus mejores trabajos, John Carter (12), donde, pleno de forma, deleitó a propios y extraños con un fabuloso tema principal deudor (una vez más) del mismo John Williams, y una combinación de aventura y acción, con lirismo, belleza y sentimiento en una radiante partitura de aventuras y fantasía que elevó la película por sí misma, a pesar del relativo fracaso de la misma. Al año siguiente, volvió a embarcarse con Abrams en la USS Enterprise para componer la banda sonora de Star Trek Into Darkness (13), que dejó de nuevo satisfechos tanto a trekkies como a aficionados en general. 2014 supuso su desembarco en otra legendaria saga de la historia del cine. Matt Reeves, con quien ya había trabajado dos veces anteriormente, le reclutó inmediatamente para Dawn of the Planet of the Apes (14), la siguiente entrega de la nueva trilogía de películas basada en el universo que inaugurara casi 50 años antes la famosa película de Charlton Heston. Varió su habitual estilo para adoptar un tono más agreste, violento y primario, con espacio para la acción y la adrenalina. 2015 y 2016 fueron años de no parar para el compositor, que no dejó de encadenar proyecto tras proyecto. Años de reencuentros con colaboradores habituales suyos y de debuts en nuevas sagas y universos. Las hermanas Wachowski le ficharon para su nuevo y ambicioso proyecto de ciencia-ficción, una aventura espacial llamada Jupiter Ascending (15), en la que se lució absolutamente con una brillantísima y compleja banda sonora repleta de temas elaborados tanto para la acción como para el drama, de extensa duración, y cuya calidad voló muy por encima de la de la propia película. Brad Bird era otro de sus inseparables que hacía cola en su puerta para pedirle que trabajara en su película. En Tomorrowland (15), película también fantástica aunque en tonos distintos, cuajó una buena banda sonora en su inconfundible estilo, aunque su calidad no rayara a la misma altura que la de su anterior proyecto. Como si la sombra de John Williams le persiguiera constantemente, su siguiente proyecto le acercaría aun más a la trayectoria del gran maestro. Jurassic World (15) fue para Giacchino otra entrada (y ya iban muchas) en una nueva saga de gran fama y aprecio entre los cinéfilos. Referenciando al tema inmortal del inseparable colaborador de Spielberg, el músico consiguió una apreciable banda sonora muy deudora de los temas previos de la saga, junto con otros temas para la acción y el suspense muy en la línea del compositor. Finalmente, el año se cerró con su habitual vuelta a Pixar y a su universo. Inside Out (15) fue y es uno de los títulos más originales y arriesgados de la compañía, y el músico estuvo a la altura del desafío, ayudando con su música a retratar el cambiante interior de los estados de ánimo y sentimientos de la niña protagonista. Una partitura colorista, con sus momentos de humor y de drama, que Giacchino supo llevar a buen puerto.

En 2016 le tocaba el turno a la división de animación de Disney, fuera de Pixar, el conseguir la colaboración de Giacchino para la película que tenían en preparación: Zootopia (16). En su estilo habitual sinfónico, esta vez no alcanzó las cotas de sus otros trabajos en la animación. Ese mismo año regresó a la Enterprise, aunque esta vez, para acompañar musicalmente a las aventuras de Kirk y Spock en Star Trek Beyond (16), otro estupendo trabajo en el que demostraba que esta saga se le daba especialmente bien. Como su relación con Disney, bien con Pixar o bien con su reciente película de animación, había sido más que fructífera, era cuestión de tiempo que la compañía pensara en Giacchino para sus otras "divisiones" o universos. Y de esa manera, casi inevitablemente, aterrizó en Marvel Studios para colaborar en su siguiente entrega de superhéroes: Doctor Strange (16). Y sorprendiendo a más de uno, el resultado fue una refrescante partitura en la que, a sus habituales sonidos sinfónicos y melodías retentivas, se le unió un toque étnico y oriental novedoso en su filmografía, así como el uso de instrumentos como el clavicordio para crear una atmósfera entre mística y extraña, con toques de humor. Un excelente trabajo del que, como en tantas películas anteriores, se benefició enormemente la película. Pero el plato fuerte de ese año estaba reservado para el final. Otra saga histórica y legendaria como la de Star Wars había renovado su universo, y empezaba a planear más películas aparte de las de los episodios habituales. Así vio la luz un argumento situado justo antes de los eventos narrados en Episode IV: A New Hope (77). Su director, Gareth Edwards, había confiado la música al músico con el que previamente había colaborado, Alexandre Desplat, pero tras una serie de retrasos y de rodaje de nuevas escenas, el músico francés decidió desentenderse del proyecto. Y con poco más de un mes hasta el estreno, los productores de Lucasfilm decidieron que Giacchino debutara por fin en la saga galáctica. El músico puso toda la carne en el asador y aun con el poco tiempo que disponía para un proyecto de tal envergadura (con el añadido de que sería el primer compositor en suceder a Williams en una película no de animación de la saga), se puso manos a la obra. Rogue One: A Star Wars Story (16) despertó opiniones encontradas entre los aficionados, pero el oficio de Giacchino y un acertado acercamiento al estilo inconfundible del maestro consiguieron un trabajo remarcable y muy notable, con temas elaborados y de gran calidad que afianzaron aun más el estatus del compositor.

En 2017 Giacchino tampoco paró, con trabajos variados de distinta entidad y valía. The Book of Henry le volvió a poner en la carrera de Colin Trevorrow, pero el fracaso absoluto de la película opacó una sencilla y agradable creación sensible que no tuvo más recorrido. Marvel volvió a llamar a su puerta para poner música a las nuevas aventuras de Spider-Man en Spider-Man Homecoming, un trabajo a la altura de los anteriores filmes de la saga del héroe (cuando no superando a alguno de ellos) con un esplendoroso tema principal y una variada muestra de temas de acción y aventura frescos y dinámicos. Y saltando de saga en saga, en War for the Planet of the Apes, cerraba (en teoría) la trilogía con el que probablemente sea la mejor banda sonora de las tres, una arrollador trabajo sinfónico con temas brutales y líricos para la última aventura de César que ha sido celebrado por los aficionados como todo un logro espectacular y digno de la trascendencia de la cinta.

Su colaboración en lo siguiente de Pixar, Coco (17), The Incredibles 2 (17) y las siguientes aventuras entre dinosaurios en Jurassic World: Fallen Kingdom (17), en su primer trabajo con Juan Antonio Bayona, foman parte de la lista de universos en los que está involucrado, lista que es tan larga como empieza a serlo su filmografía. Debido a esto, y a su polivalencia y adaptabilidad, es, probablemente, el compositor más solicitado en los grandes estudios ahora mismo. Ha demostrado repetidamente que ningún reto ni ningún proyecto le viene grande.

(Isaac Duro)

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PREMIOS
MundoBSO: 10 premios, 10 nominaciones
Oscar: 1 premio, 1 nominación
Globos de oro: 1 premio
Goya: 1 premio
Bafta: 1 premio, 1 nominación
Grammy: 2 premios, 4 nominaciones
Emmy: 1 premio, 3 nominaciones
IFMCA: 17 premios, 36 nominaciones
Satellite: 7 nominaciones
Saturn: 2 premios, 8 nominaciones
Annie: 6 premios, 2 nominaciones
World Soundtrack: 1 premio, 1 nominación
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