El estreno de How To Train Your Dragon (25), la versión con imagen real del filme animado de 2010 por el que John Powell consiguió la primera de sus dos nominaciones al Oscar, es sobre todo y ante todo la oportunidad de llenar las salas de cine de su esplendorosa música, quince años después: las salas de los cines, no los salones de casa, con todo lo que tiene de condiciones adecuadas de sonoridad para asegurar un gran torrente de espectáculo y de emociones. También supone la oportunidad de dar a conocer una banda sonora que no es tan conocida por el gran público como sí lo eran aquellas nuevas versiones de The Lion King (19), o las de Disney con músicas de Alan Menken, cuyas bandas sonoras, por ser tan populares, eran probablemente uno de los principales estímulos para ir a ver las películas. No así How To Train Your Dragon, salvo obviamente para los más aficionados, pero a buen seguro una gran parte de los espectadores van a redescubrir una banda sonora no tan recordada o también la van a descubrir.
A pesar de que John Powell no para de trabajar y cosechar reconocimientos los medios de comunicación, también los cinematográficos, siguen sin dispensarle el que merece. Powell es un compositor de primera, y un corredor de fondo que a base de transitar por películas se ha convertido en uno de los más grandes cineastas de los que actualmente trabajan en el cine. Conoce bien en qué consiste su oficio:
Una de las cosas que aprendí probablemente muy tarde fue que realmente no soy un compositor de películas, sino que he de ser un cineasta capaz de componer.
Es un compositor íntegro, que tiene un modo de entender y hacer la música que en un futuro no muy lejano podría estar en vías de desaparición sin gente como él y que además es un modelo y referencia para otros compositores. Es querido y respetado por la comunidad de aficionados a la música de cine, pero fuera de ella es visto como un compositor de animación y de películas comerciales pero no serias, una arcaica manera de malentender lo que es el cine: su trilogía de animación de How to Train Your Dragon es mucho más que capital para comprender el alcance emocional, dramático y narrativo de la música de cine en el género, y debería posicionarle a la altura que se merece. Es cierto que con esta película y con la primera parte de Wicked (24) y la inminente continuación no estamos ante obras originales, pero honestamente no creo que eso sea relevante.
Hace unos años hice un vídeo explicativo de su banda sonora para el filme de 2010. Dado que por ahora es imposible poder hacer el equivalente con la nueva versión (y habrá que hacerlo, para las comparaciones), es bueno recordarlo: