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KAMEN, MICHAEL

Ciudad natal: Nueva York (EE UU)
Año de nacimiento: 1948
Año defunción: 2003
DESCRIPCIÓN

Nació en Nueva York (EE UU), el 15 de abril de 1948, y murió en Los Ángeles (EE UU), el 18 de noviembre de 2003. Fue un compositor que destacó a finales de los 80 y durante la década de los 90, dejando una huella de cariño y respeto inmenso en todos los aficionados de las bandas sonoras. Tan popular como talentoso, disfrutó de las mieles del éxito al participar en multitud de títulos populares, especialmente en dos míticas sagas de acción que empezaron casi al unísono a finales de los 80, pero también destacó sobremanera en otra faceta en la que muy pocos músicos de cine tienen cabida: el de arreglista para cantantes y grupos de pop rock de la máxima fama y renombre.

Nació en Nueva York, de padres sin ninguna relación con el mundo artístico o musical. Tuvo una infancia normal, en la que una creciente afición por los instrumentos musicales le llevó a hacer, ya en su adolescencia,... Continuar leyendo

Nació en Nueva York (EE UU), el 15 de abril de 1948, y murió en Los Ángeles (EE UU), el 18 de noviembre de 2003. Fue un compositor que destacó a finales de los 80 y durante la década de los 90, dejando una huella de cariño y respeto inmenso en todos los aficionados de las bandas sonoras. Tan popular como talentoso, disfrutó de las mieles del éxito al participar en multitud de títulos populares, especialmente en dos míticas sagas de acción que empezaron casi al unísono a finales de los 80, pero también destacó sobremanera en otra faceta en la que muy pocos músicos de cine tienen cabida: el de arreglista para cantantes y grupos de pop rock de la máxima fama y renombre.

Nació en Nueva York, de padres sin ninguna relación con el mundo artístico o musical. Tuvo una infancia normal, en la que una creciente afición por los instrumentos musicales le llevó a hacer, ya en su adolescencia, un curso en la The High School of Music & Art, en su ciudad natal. Allí conoció al que sería uno de sus amigos, Martin Fulterman, quien años después destacaría también como compositor bajo el nombre de Mark Snow (con títulos como la partitura de la serie The X Files, entre otras); y con quien formaría su primer grupo de rock mientras estudiaba la práctica del oboe. "New York Rock & Roll Ensemble" fue el grupo que le permitió afianzar su dominio del instrumento y la composición, algo que le beneficiaría en su carrera posterior. Tras graduarse, se inscribió en la renombrada y famosa Juilliard School, donde también aprendería composición. Sus primeros trabajos fueron composiciones para ballets, pero pronto empezaron a llegarle ofertas variadas tanto para trabajar en el cine como en la televisión. A finales de los 70 sería cuando su carrera despegaría, ya que en 1976 aceptó componer por primera vez música para un largometraje, en este caso The Next Man, protagonizada por Sean Connery; y tres años después iniciaría su carrera como arreglista musical de los mejores cantantes y grupos, ya que tuvo la oportunidad nada menos que de colaborar con Pink Floyd en "The Wall", experiencia que dejó satisfechos tanto a Kamen como a los integrantes del grupo.

Así daría comienzo una carrera que en realidad serían dos, iguales de importancia para el músico e igual de enriquecedoras para sus inquietudes musicales y artísticas: arreglista y compositor de cine. Tras su primera película, empezó a colaborar poco a poco en más películas a comienzos de los 80, demostrando muy buenas maneras y un estilo sinfónico que denotaba un dominio de la orquestación y la composición, lo que le acercó a reconocidos directores que contaron con sus servicios, como por ejemplo David Cronenberg (en The Dead Zone), Neil Jordan (en Mona Lisa) o Tobe Hooper (Lifeforce). En esos primeros años de la década, también empezaría a cimentar su prestigio en su otra carrera gracias a trabajar con, entre otros, Eurythmics, David Bowie, Eric Clapton, Queen, Aerosmith, Sting o Jim Croce, en muchas de las canciones más conocidas de cada cantante o grupo. A mediados de los 80 sería cuando su faceta como compositor de películas empezaría a despegar definitivamente, y eso se debió a dos colaboraciones muy concretas. Por un lado, su primer trabajo con Terry Gilliam en Brazil (85), una banda sonora sinfónica, dinámica y grotescamente desenfadada que se acoplaba estupendamente bien a las imágenes extravagantes de la fantasía de Gilliam. Y por el otro, a su participación en Highlander (86), uno de los éxitos de la década y película de culto desde entonces. El éxito en la película de Russell Mulcahy es doble, ya que escribió una de las mejores partituras de su carrera, una música expansiva y lírica para retratar las aventuras de Connor MacLeod a través del tiempo y las distintas épocas y su entrenamiento como guerrero, con múltiples tonos y registros que abarcan desde lo aventurero y épico a lo sensible y melódico. Y además, sus buenas labores como arreglista hicieron posible que Queen, tal vez el grupo más famoso del mundo en esos momentos, participara en la película componiendo diversas canciones que han quedado como de lo mejor del repertorio musical de Freddie Mercury, Brian May y compañía (como "Who wants to live forever", "A kind of magic" o la canción que preside el comienzo de la película, "Princes of the universe"). Todo un triunfo que cimentó el prestigio y la carrera de Kamen.

A partir de entonces las apariciones del músico en el cine fueron más frecuentes, pero también extendió su campo de actividades a la televisión, debutando en un episodio de Amazing Stories, un terreno en el que daría que hablar años después. Pero sin ninguna duda, 1987 y 1988 serían los años decisivos para Kamen. En el 87, aparte de colaborar con todo un director legendario como Ridley Scott en el thriller Someone to Watch over Me (87), una vez que la relación del cineasta con Jerry Goldsmith acabara; aceptó colaborar en una película de acción que apostaba principalmente por el humor gracias a su pareja protagonista, dos policías radicalmente diferentes que deben colaborar a pesar de ser opuestos en todo. El nombre era Lethal Weapon (87), el director, un grande de la década como Richard Donner, y para la música, Kamen decidió repetir la jugada de Highlander: contar con un famoso cantante o grupo con el que co-escribir la banda sonora. En este caso fue nada menos que Eric Clapton, que ya había trabajado con el compositor, y que demostró buena sintonía a la hora de crear una música urbana, moderna con temas en los que la influencia y el estilo del cantante se nota claramente: toques jazzísticos y de blues para retratar con acidez y estilo la relación entre los policías Riggs y Murtaugh; que se combinaban con momentos adrenalíticos e intensos para la acción orquestados y ejecutados perfectamente por Kamen. Un nuevo éxito para su carrera en una película que sería el pistoletazo de salida para una nueva saga... pero no la única. Solamente un año después, a Kamen le ofrecieron trabajar con John McTiernan, en un thriller adrenalítico y emocionante ambientado casi íntegramente en un rascacielos y con un solo protagonista, en vez de dos: otro policía que, en su tiempo libre, tendría que liberar a todo un edificio gigantesco de unos terroristas alemanes que deciden secuestrar a su mujer y a sus compañeros de trabajo. John McClane y Die Hard (88) son, por derecho propio, historia viva tanto del género de acción y de la década de los 80 como de la propia historia del cine, y Kamen estuvo allí para poner música a sus accidentadas peripecias en el edificio Nakatomi Plaza. Demostrando su inmejorable mano para el género de acción, el compositor dotó de intensas y brutales melodías para las secuencias de acción y las mejores frases de Bruce Willis en la película, sin descuidar los momentos dramáticos, que resuelve con acierto y elegancia. En solo dos años Kamen había conseguido consolidarse en Hollywood y su nombre estaba en boca de aficionados a la música de cine, puesto que si bien las sagas de Donner y McTiernan le pusieron bajo el foco y la fama, él continuó su carrera con variados títulos de muy diferentes géneros, que le permitían seguir desarrollándose como músico. Volvió a colaborar con Gilliam en The Adventures of Baron of Muchhausen (89), lo que le llevó de nuevo a la fantasía onírica y fabuladora tan propia de su director, papeleta que Kamen resolvió con un talento y un dominio de los recursos orquestales sencillamente pletóricos, con una variedad apabullante de estilos melódicos y colores musicales para incidir en la personalidad cambiante y camaleónica del protagonista. La década se cerraría para él con su regreso a la saga de los policías Riggs y Murtaugh en Lethal Weapon 2 (89), para la que volvería a contar con Clapton a la hora de componer una música que continuaba la senda creativa y estilística de la primera entrega; y con su aterrizaje nada menos que en la saga de James Bond. En un momento complicado para la saga del espía británico, Kamen cogió el testigo de John Barry, que se había despedido para siempre del personaje, y aplicó su propio estilo melódico para la acción y la ambientación en Licence to Kill (89). Pero en este caso el músico no resolvió la papeleta con éxito, ya que su alejamiento del estilo más típicamente Barry dio como lugar una partitura solvente pero rutinaria y hasta poco espectacular.

Los 90 llegaron y encontraron a Kamen en plena actividad, tanto en el cine como en la música. Al mismo tiempo que seguía trabajando con cantantes del calibre de Bon Jovi, Tom Petty, Bryan Ferry o Kate Bush, las ofertas de colaborar en películas se le acumulaban en la mesa. En 1990 volvió con John McClane en Die Hard 2, para la que compuso una partitura deudora de la primera película, plena de dinamismo y espectaculares momentos musicales para la aventura del policía neoyorquino. Kamen dominaba prácticamente cualquier género, pero fue la acción y los thrillers (con toques de humor) los que le otorgaron más reconocimiento, así que sus primeras películas de la década pertenecieron a esa tipología. Y más concretamente, a varias protagonizadas por Bruce Willis, como The Last Boy Scout (91) o Hudson Hawk (91), así como Last Action Hero (93), que en este caso encabezó Arnold Schwarzenegger (sin olvidar, por supuesto, Lethal Weapon 3). Kamen se movía cómodamente entre piezas furiosas, enfáticas y divertidas para las explosiones, las persecuciones y los tiroteos, pero también supo encontrar en estos años otros proyectos en los que destacar y demostrar su valía y su polivalencia. Por ejemplo y sin ir más lejos, en las aventuras clásicas de toda la vida. Robin Hood: Prince of Thieves (91), uno de los títulos más populares de estos comienzos de la década, trajo al Kamen más lírico y aventurero, con un tema principal que ya forma parte de la memoria colectiva de los aficionados a las bandas sonoras y de lo mejor de su carrera. Y no solo eso, sino que de nuevo sus buenas relaciones profesionales con los mejores cantantes del momento dio como fruto otra mítica canción, en este caso "Everything I do, I do it for you", de Bryan Adams (nominada incluso al Oscar, la primera nominación para Kamen). Su relación con Adams prosiguió en otra película también de aventuras: The Three Musketeers (93), enésima adaptación de la novela de Dumas, en este caso para Disney y sin ninguna pretensión de profundidad o de nada más allá de entretener y divertir. Tuvo un éxito moderado, pero la que sí triunfó fue la canción que coescribieron Adams y Kamen, "All for love". Kamen seguía la década probándose en nuevos retos que le inspiraban, como series de televisión (Tales from the Crypt), dramas como Circle of Friends (95) o Don Juan DeMarco (95), con la que obtuvo su segunda nominación al Oscar por la canción "Have you ever really loved a woman?", de nuevo junto a su inseparable Bryan Adams. En 1995 volvió por tercera vez a acompañar a McClane en sus persecuciones, sus tiroteos y sus sentencias en Die Hard: With a Vengeance, además de lograr otro éxito por una pequeña película en la que la música tenía una gran importancia en la trama, Mr. Holland’s Opus, lo que volvía a poner en relieve el inmenso potencial de Kamen y lo variado de su repertorio.

Durante la segunda mitad de los 90, empezó a distanciarse poco a poco de los títulos de acción, y a mostrar cada vez más predisposición a proyectos que le permitieran aplicar su vena más lírica y sinfónica, además de que le dieran la oportunidad de trabajar con los directores más prestigiosos (como por ejemplo en Jack, que le reunió nada menos que con Francis Ford Coppola). El compositor seguía su insistencia en participar con más frecuencia en pequeños dramas independientes que le dieran más libertad para investigar nuevos territorios musicales. Con Lethal Weapon 4 (98) cerró definitivamente su etapa en el cine de acción, y a partir de ahora la variedad y lo diferente serían la tónica de su carrera. Ya fuera con ciencia-ficción oscura y tenebrosa como en Event Horizon (97), con dramas como Inventing the Abbotts (97) o The Winter Guest (97), con fantasías curiosas y surrealistas como What Dreams May Come (98) (donde reemplazó nada menos que a Ennio Morricone) o películas de animación como la maravillosa The Iron Giant (99), maravilló de muchas y variadas maneras, mostrando a un compositor en pleno dominio de sus recursos, con un talento fuera de toda duda y una experiencia que le hacía idóneo casi para cualquier título fuera el género que fuera. Sin embargo, su salud empezaba a sufrir algunos reveses, como la esclerosis múltiple que le fue detectada en 1997 y contra la que estuvo luchando sus últimos años. Kamen no dejó, a pesar de todo, ni uno momento de lado su doble carrera. Entrando ya en el siglo XXI, el músico fue uno de los "pioneros" en entrar en un género, el de los superhéroes, que se encaminaba hacia su inmediata explosión. Fue en X-Men (00), película que sorprendió gratamente gracias al tratamiento que daba Bryan Singer a sus personajes, y aprovechó para componer una arriesgada partitura densa y casi experimental, con momentos de acción y un tema principal retentivo, pero que suponía un cambio respecto a lo que anteriormente habían hecho otros compositores para el género. Al año siguiente consiguió el que tal vez sea su mayor éxito en la televisión, la partitura para la espectacular miniserie Band of Brothers (01), donde aplicaba una sentida y afligida melodía principal para homenajear a los soldados combatientes en la Segunda Guerra Mundial, con un estupendo muestrario de temas para remarcar estupendamente tanto los horrores de la guerra como el heroísmo y el drama de los soldados. Un par de años después, al mismo tiempo que su carrera como arreglista y colaborador con cantantes proseguía como siempre, fue requerido por Kevin Costner para su nuevo proyecto como director, ya que en ese momento su habitual James Newton Howard no estaba disponible. De este modo, pudo participar en un género para el que curiosamente hasta ese momento aun no había podido componer una sola banda sonora: el western. Open Range (03) bebía de las fuentes clásicas del género, y el músico aprovechó eso y su oportunidad para componer una sencilla y bella partitura, sustentada en los sonidos de la guitarra, para vertebrar la historia de los protagonistas y sus vicisitudes, todo ello a partir de un tema principal imponente y solemne tan sólido como memorable. Un gran trabajo para su primera incursión en los westerns.

Aunque Kamen parecía en forma y su actividad seguía sin novedades, la naturaleza en ocasiones trunca horizontes y proyectos de forma repentina y cruel. El compositor seguía tratándose contra la esclerosis múltiple que parecía que iba venciendo, pero el 18 de noviembre de 2003 un fulminante ataque al corazón nos privaba para siempre de poder disfrutar de más trabajos y más música de este artista y profesional que tanto nos había hecho disfrutar hasta el momento. Dejaba dos bandas sonoras inconclusas, First Daughter (04) y Back to Gaya (04), así como varios proyectos sin terminar.

(Isaac Duro)

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PREMIOS
MundoBSO: 1 premio
Oscar: 2 nominaciones
Globos de oro: 4 nominaciones
Grammy: 1 premio, 3 nominaciones
Emmy: 1 nominación
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Año: 1989
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